Con Francisco Calisto y Juan Villarán participé en un panel sobre seguridad en CADE, con la explícita recomendación de los organizadores de centrarnos en las propuestas para resolver ese problema. Estas fueron las mías:

​1. Limpiar el sistema judicial, en particular el Ministerio Público. En el Congreso existe una comisión que preside Maricarmen Alva que ha elaborado una alternativa de reforma judicial que, aunque todavía no se ha debatido, parece adecuada y razonable.

​El asunto es que para aprobarse requiere de una muy alta votación calificada, porque implica reformas constitucionales. En caso de lograrse, luego de todo el proceso que requiere dos legislaturas consecutivas, empezaría a tener algún efecto un par de años después de su aprobación y, resultados realmente decisivos, luego de cinco y más años. Sin duda es indispensable esa reforma, pero no alcanza.

​Por eso, en adición a esa reforma imprescindible, mi alternativa es que el próximo Gobierno emprenda una limpieza inmediata y profunda del sistema judicial que persigue policías y militares y protege delincuentes y terroristas, sobre todo de la fiscalía. De inmediato.

​El presidente Nayib Bukele pudo derrotar a la delincuencia y pacificar el país porque, entre otras cosas, despidió a un tercio de los magistrados de su sistema judicial. ¿Cuántos habrá que echar del caviarizado, politizado y prevaricador sistema judicial aquí? ¿Un tercio? ¿La mitad? ¿Dos tercios? Habrá que ver.

​2. La Policía Nacional requiere equipamiento y tecnología, pero sobre todo calidad. Esta se ha deteriorado en los últimos años, básicamente por la proliferación de escuelas policiales. Llegaron a haber 27. Hoy quedan 19 y la PNP tiene un plan para cerrar 9. Debería ejecutarse de inmediato y luego concentrarlas en 5 o 6.

​Las escuelas necesitan infraestructura adecuada -que hoy no tienen- y, sobre todo, instructores capacitados. Hoy disponen de poco más de 200, la mitad de lo necesario. Ni siquiera en Lima -menos en provincias- hay una buena escuela. Hoy los que estudian para oficiales y sub oficiales están hacinados en Puente Piedra, porque la escuela de oficiales fue derruida por inhabitable hace 9 años y todavía no terminan de construir la nueva.

​Se necesita una firme política anticorrupción. Y una estrategia que combine el trabajo de detectives que identifican y ubican a los malhechores, y una unidad de combate urbano como la Suat que golpee a una delincuencia muy violenta, como ocurrió en la Vía Expresa en mayo.

​3. El sistema penitenciario con 140% de sobrepoblación no solo necesita más cárceles, sino trabajadores -hoy tiene un tercio de los necesarios- y mejor pagados (ganan entre 1,800 y 3,500 soles).

Y hay que construir penales provisionales apenas se instale el nuevo Gobierno para albergar a miles de malhechores que serán detenidos en las redadas masivas durante el estado de excepción que debería implantarse, en prisiones como la que construyó el sheriff Joe Arpaioen el desierto de Arizona.

​4. Para esto se requiere liderazgo, como el de Bukele.

​¡Soluciones radicales!