Vienen por más
Los disturbios del miércoles pasado fueron organizados y financiados por los mismos que provocaron el derrocamiento de Manuel Merino y Antero Flores Aráoz en noviembre de 2020, con idéntico propósito: derribar al Gobierno y entronizar a alguien de su grupo para que, en el proceso electoral del siguiente año, propicie que otro Pedro Castillo se instale en Palacio.
Esta vez no han logrado -hasta ahora- su propósito, aunque obviamente, van a seguir insistiendo, provocando más violencia, tratando de desestabilizar al Gobierno y al Congreso. Desgraciadamente, en una época electoral, hay grupos que, no siendo parte de ese aquelarre caviar y senderista, cometen equivocaciones que pueden contribuir al desorden.
Esta vez hay algunas diferencias con el 2020. La primera, los empresarios (grandes y muy grandes) no se han sumado a la corriente desestabilizadora. Algo han aprendido.
Segunda, en el Congreso hay más sensatez y firmeza de la mayoría para no caer en el protervo juego de senderistas y caviares.
Tercero, el presidente José Jerí ha reaccionado rápidamente. Es activo y ha construido un gabinete razonable, con el jurista Ernesto Álvarez Miranda a la cabeza, una garantía de honestidad e imparcialidad para el próximo proceso electoral. Tiene mejores posibilidades de superar los embates que vienen.
Los disturbios de la semana pasada fueron preparados cuidadosamente. Unos pocos cientos de violentos acudieron dispuestos a provocar muertos y heridos, para así engendrar una crisis que les permita tomar el control del Congreso y el Gobierno.
Nadie va a una movilización con cascos, escudos, piedras, bombas molotov, antifaces y pirotécnicos si es que no pretende provocar violencia extrema. En 2021/22, algunos participamos en muchas movilizaciones y mítines contra Castillo, y nunca se produjo ningún acto de violencia. Fuimos con el rostro descubierto y sin esas armas.
La policía actuó con profesionalismo y heroísmo. Resistieron a pie firme las brutales agresiones de los violentos, sin responder los ataques. Unos 90 efectivos fueron lesionados.
Visité a varios de los heridos en el Hospital de Policía el jueves. Un panorama desolador. Cabezas rotas, rostros deformados por las pedradas, quemaduras provocadas por los pirotécnicos. También estaban algunos efectivos que actuaron de civil, de la Dirin(Inteligencia) y Dirincri (Investigación) que fueron descubiertos y golpeados brutalmente hasta quedar inconscientes.
Al parecer uno de ellos disparó al piso y el rebote mato, lamentablemente, a un ciudadano. Ese policía estaba siendo atacado y después fue masacrado, quedando inconsciente, con conmoción cerebral. Le robaron el arma y el celular, según su abogado.
Los hechos deben esclarecerse. Pero nunca olvidar que se produjo en el contexto de una asonada muy violenta, organizada con propósitos políticos. Los instigadores, varios de los cuales están plenamente identificados, deberían ser detenidos y procesados, así como los autores materiales de los ataques a la policía.
No son iguales los que pretenden tomar el poder por la violencia que quienes defienden el orden. No son iguales los que violan la ley que quienes la protegen.
¡Se necesitan soluciones radicales!
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