Los mismos
No es casualidad que los mismos congresistas y políticos que proponen aumentar sueldos y beneficios sociales a trabajadores estatales, crear universidades en cada provincia y distrito del Perú y, en general, aumentar irrestrictamente los gastos del Estado, son los que constantemente están tratando de impedir o frenar la inversión privada y perjudicar a las empresas formales, sobre todo a las grandes, que son las que pagan impuestos que financian esos gastos.
Es decir, estimulan dos políticas contradictorias: quieren que se gaste más y a la vez que se restrinjan los ingresos.
Por supuesto, es necesario aumentar los sueldos, otorgar beneficios y mejorar la situación de los trabajadores, que en la mayoría de los casos tienen salarios precarios y servicios de poca calidad.
Pero para eso se necesita aumentar la inversión privada y la productividad. El presupuesto nacional, que el año 2026 asciende a más de 250 mil millones de soles,se financia sobre todo con los tributos que pagan las grandes empresas. Con un 70% de informalidad, aproximadamente, los ingresos del Estado se sostienen con los impuestos que pagan las empresas privadas y un porcentaje reducido de personas naturales.
En el Congreso, por ejemplo, aquellos que han presentado centenares de proyectos que, inconstitucionalmente, incrementan el gasto público, son los mismos que han propuesto otros tantos proyectos de ley para frenar o liquidar la inversión privada. Prohibiciones para explorar y explotar recursos mineros con el pretexto de las cabeceras de cuenca, los glaciares y la protección del medio ambiente, proliferan en las comisiones.
Al mismo tiempo apoyan descaradamente a la minería ilegal, que no paga impuestos y que contribuye decisivamente al aumento de la inseguridad y la delincuencia.
Igualmente, buscan gravar con más tributos a las empresas y personas, desincentivando la inversión privada.
Simultáneamente, quieren desarrollar las empresas estatales, como Petroperú, por ejemplo, que pierden miles de millones en elefantes blancos como la refinería de Talara y albergan a muchos trabajadores improductivos con beneficios inmensamente superiores a los que, esos mismos políticos, dicen representar y proteger, como maestros, trabajadores de salud, etc.
En síntesis, la peor de las demagogias, con propuestas contradictorias entre sí: más gastos con menos ingresos.
Otrosí digo. El esbirro policial de la mafia caviar ha tenido el increíble desparpajo de denunciar a la Policía Nacional por, supuestamente, estarlo vigilando. Como el esbirro, al parecer, sigue manejando la Diviac –la corrupta policía política que dirigió irregularmente por años–, esa unidad detuvo a un policía que estaba realizando un trabajo de inteligencia contra un grupo criminal. Lo hicieron sin reportar el incidente.
La PNP ha calificado las denuncias del esbirro como “falsas, tendenciosas y malintencionadas”.
Esta maniobra publicitaria se produce cuando Expreso y Willax TV están investigando los descomunales presupuestos que manejó el esbirro en la Diviac, de manera irregular. Una división que dispuso de diez, doce y catorce millones de soles al año para gastos reservados, como nunca antes -ni después- ha tenido una unidad de ese rango.
Artículos recientes
Inestabilidad
Cinco presidentes vacados (o renunciantes) en siete años es un record que pocos pueden superar en el mundo. Esa es la realidad del Perú de hoy. En verdad, la situación de Dina Boluarte era previsible. [...]
Ascensos policiales
La semana pasada el congresista Roberto Chiabra, de la bancada de Alianza Por el Progreso (y candidato presidencial de Unidad Nacional), logró frustrar el debate y aprobación en el pleno del Congreso del proyecto de [...]