Navidad cristiana
No es ocioso recordar que la Navidad -del latín nativitas, nacimiento- celebra el nacimiento de Jesús, en una época en la que la Civilización Occidental y Cristiana está bajo ataque, no solo de contrincantes externos sino, sobre todo, de enemigos internos que buscan sistemáticamente socavar y destruir los valores y los logros que ha alcanzado.
Por eso, el tema no es ser creyente o no, al conmemorar esta fecha evocando y rememorando los símbolos del cristianismo. Se trata de la defensa de nuestra civilización.
Como dice el británico Douglas Murray, “En los últimos años ha quedado claro que hay una guerra en marcha: una guerra contra Occidente. (…) Se trata de una guerra cultural y despiadada contra las raíces de la tradición occidental y contra todo lo bueno que esta ha dado de sí. (…) La tradición judeocristiana, que fue la piedra angular de la tradición occidental, se halla particularmente expuesta y denostada; pero también la tradición secular e ilustrada que posibilitó un florecimiento en la política, las ciencias y las artes.” (“La guerra contra Occidente: Cómo resistir en la era de la sinrazón”).
Murray precisa que “quienes odian a Occidente siempre odian el capitalismo occidental y están dispuestos a alabar o a hacer la vista gorda ante los fiascos de cualquier otro sistema económico”.
Y luego enumera los inmensos beneficios que ha traído Occidente a toda la humanidad: “Incluyen casi todos los avances médicos y científicos de los que disfrutamos en el mundo actual.” También desarrolló “los sistemas comerciales más exitosos del mundo, incluida la libre circulación de capital. El capitalismo de libre mercado ha sacado a más de mil millones de personas de la pobreza extrema solo en lo que va del siglo XXI. No nació en África ni en China, aunque los habitantes de esos lugares se han beneficiado de él. Nació en Occidente. Como tantas otras cosas que hacen mucho mejor la vida de las personas en todo el mundo.”
La Civilización Occidental y Cristiana no solo ha producido los avances científicos y tecnológicos que han permitido una mejora espectacular en el nivel de vida de toda la población humana. Las instituciones de nuestra civilización son, sin duda, comparativamente mejores que las creadas por cualquier otra civilización.
La República, inventada por los romanos hace 2,500 años, y tomada como modelo por las revoluciones de fines del siglo XVIII, es el mejor sistema político conocido. El derecho romano es la base de las normas jurídicas que rigen nuestras sociedades hoy.
La Declaración de Independencia de los Estados Unidos (1776) y la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano (Francia, 1789) fueron hitos fundamentales en el establecimiento de los principios que guían a las sociedades democráticas hoy.
La pretensión de reemplazar los valores del cristianismo por “La religión woke” (Jean-Francois Braunstein), es parte de esa batalla cultural de los enemigos de Occidente para destruir nuestra civilización. No nos dejemos avasallar.
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