El escenario de “Chibolín”
El siniestro individuo conocido como “Chibolín” ha trasladado su espectáculo de un set de TV a una celda y pronto a un tribunal. Cada día que pasa van apareciendo nuevas evidencias de las tramas delictivas en la que estaba implicado, como, por ejemplo, que era apoderado del narcotraficante conocido como “Vaticano”.
Quizá lo más importante, es la red de relaciones delincuenciales que había tejido con jueces y fiscales para, actuando como intermediario, conseguir favores a los forajidos que adquirían sus servicios. O para perseguir judicialmente a los competidores de los malhechores que lo untaban para ese efecto, según han revelado varios reportajes de investigación.
Este es un escándalo quizá igual o más importante que el de los llamados “Cuellos Blancos”, que fue utilizado por la mafia caviar para consolidar su asalto al sistema judicial.
Sin embargo, esa misma mafia está tratando de controlar los daños y manipular la información para evitar que se conozcan las implicancias de este caso.
Por ejemplo, ocultan cuidadosamente el papel de su fiscal favorita, Marita Barreto, que cuando se produjo el incidente que implicaba a uno de sus testigos, Iván Siucho, se presentó en el lugar de los hechos para dar a la prensa una versión completamente falsa de lo ocurrido.
Ella dijo que era un secuestro político para amedrentar a su testigo protegido. Luego se descubrió que, en realidad, se trataba de una disputa entre traficantes de oro ilegal.
Barreto mintió públicamente sobre un hecho delictivo, tratando de ocultar su verdadera naturaleza y a la vez, de implicar a personas que eran ajenas al suceso. Si hubiera un sistema de justicia mínimamente decente, una magistrada que detenta un cargo tan importante como el de Barreto, inmediatamente hubiera sido sometida a una investigación y sancionada drásticamente.
Pero a ella, y a su compinche en esas correrías, el esbirro policial de los caviares, no les pasa absolutamente nada. Siguen impunes.
Y la mayoría de medios de comunicación, convertidos en instrumentos de propaganda de la mafia caviar, esconden esmeradamente los hechos que contradigan las versiones que ellos construyen para liquidar a sus adversarios políticos.
Porque en este caso, por ejemplo, se revela uno de los mecanismos favoritos de Barreto y su secuaz, el esbirro policial, que consiste en extorsionar a supuestos testigos con rabo de paja, para que presenten versiones -con la amplificación de los medios de comunicación controlados por los caviares- que ellos utilizarán contra sus enemigos. No importa que luego se demuestre que esos testigos no dijeron la verdad, la historia ya fue construida y el daño consumado.
En síntesis, en estas circunstancias, la mafia caviar y sus medios están tratando de minimizar las implicancias de la red de corrupción judicial, porque ese sistema judicial es su principal instrumento para defender sus corruptos intereses políticos y económicos, y su más importante -casi único ahora- bastión en el aparato estatal.
(Publicado en Expreso el 23/9/24).
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