El Imperio caviar, con su propio Darth Vader, está contratacando, utilizando como arma -su Estrella de la Muerte- el Ministerio Público (MP) cuyo control han recuperado al defenestrar a Patricia Benavides.

Luego de que las comisiones del Congreso decidieran por amplia mayoría acusar a los miembros de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) por violar flagrantemente la Constitución, y en vísperas que el pleno vote la ratificación de la destitución, la fiscalía ha anunciado que abrió investigación contra 14 congresistas, 2 exfiscales adjuntos supremos, Vladimir Cerrón y Benavides.

Y otra investigación diferente contra Benavides, 3 exfiscales adjuntos supremos y una congresista.
La maniobra, precisamente en este momento, tiene varios siniestros propósitos. El primero, evidentemente, amedrentar a los parlamentarios y evitar que el Congreso pueda destituir a uno o varios miembros de la JNJ. Si esto último sucediera -dicen entrelíneas- serán empapelados y sometidos al suplicio de procesos interminables que nunca se sabe cómo terminarán.

Teniendo en cuenta que hay congresistas con enormes rabos de paja, aunque la acusación específica de tratos impropios con Benavides pueda no tener fundamento en muchos casos, la operación de atemorizar a algunos podría dar resultados.

El segundo motivo consiste en desacreditar aún más al Congreso. El solo hecho de señalar que más del diez por ciento de los parlamentarios están investigados por media docena de delitos, ya es un baldón. Adicionalmente, incluyen con nombre propio al prófugo Cerrón, para dar verosimilitud al cuento que repiten incansablemente los caviares y sus medios de comunicación: la de una supuesta alianza de los comunistas con los grupos democráticos.

El contrataque del Imperio caviar incluye, naturalmente, la movilización de sus tentáculos internacionales. En Washington han realizado una reunión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) donde han acudido supuestas organizaciones representantes de la sociedad civil, en realidad ONG izquierdistas.

Desde hace mucho tiempo, los caviares pretenden identificar a la sociedad civil con sus ONG, una grosera falsificación, por supuesto.

La sociedad civil -a diferencia de la sociedad política (los partidos) y el Estado- se define como organizaciones voluntarias de ciudadanos. En países democráticos, EE.UU. por ejemplo, hay cientos de miles de esas asociaciones, que son fundamentales para apuntalar una sociedad libre. En los regímenes totalitarios prácticamente no existen.
En el Perú la sociedad civil es debilísima. Y las ONG izquierdistas son, en realidad, una suerte de empresas políticas, de ninguna manera asociaciones voluntarias de ciudadanos. Existen porque reciben financiación privada y estatal para fines específicos, fijadas por los donantes, y son fuente de empleo e ingresos para los que aceptan defender los objetivos políticos de los que ponen el dinero.